domingo, 21 de enero de 2018

Mitología Castellana

Al Bú se le daban figura de un gigantesco búho antropomorfo de color negro y grandes alas (primo hermano de la lechuza, que se bebe los aceites de las iglesias). De enrojecidos ojos, grandes como platos soperos; que paralizan de terror a sus víctimas. Su pico es afilado como cuchillas y sus garras son como trampas loberas de donde es imposible huir (aquel que era cogido se daba por muerto). Entraba por las ventanas para llevarse a los niños despiertos a su escondrijo, normalmente oscuras grutas en encinares (La encina, era un árbol sagrado de los celtíberos). Si bien la figura ha ido cambiando y presentan diferencias locales
Para algunos informantes de Villanueva de los Infantes el “Bú” era una: “Persona chepada, cara abotargada y pies abiertos”, “Un pájaro que se parece al loro, que se oye de noche en la sierra, en las risqueras y se decía: Calla que viene el Bú”, “Con aspecto de animal-ave con cara de lechuza”.
Las abuelas de Almedina, en noches cerradas, abrían las ventanas de las habitaciones de sus nietos levantiscos, que se negaban a dormir, y a grandes voces, llamaban al “Bú” para que acudiera.
En este pueblo le daban figura de un gigantesco búho con grandísimos ojos.